miércoles, 9 de junio de 2021

PSICOLOGÍA DEL TESTIMONIO: FUNCIONAMIENTO DE LA MEMORIA

 


PSICOLOGÍA DEL TESTIMONIO: FUNCIONAMIENTO DE LA MEMORIA






La memoria es el proceso que nos permite codificar, almacenar y, posteriormente, evocar un recuerdo. Este proceso se realiza de forma estructurada y sistemática y, según realicemos la catalogación (o codificación) del mismo, seremos capaces de recuperarlo de una forma u otra. Es decir, un mismo recuerdo tiene distintas perspectivas por lo que podremos recuperarlo desde distintos puntos de vista. 

Por poner un ejemplo de lo anteriormente dicho, un recuerdo en el que estamos conduciendo, podrá ser recuperado si deseamos recordar un modelo de coche que tuvimos, o si queremos saber qué hicimos esa tarde concreta en la que estábamos conduciendo (si íbamos de viaje, al trabajo, a una boda, etc.), si queremos hablar sobre la conversación que tuvimos con el copiloto o si queremos recordar qué pedales hacen falta activar para conducir un automóvil. Un recuerdo tiene diversos contenidos y su catalogación se realizará desde distintos ángulos. 

Siendo así, la memoria es una herramienta importantísima para la vida de una persona ya que, gracias a ella, nos configuramos como individuos, modela nuestra personalidad y nuestras habilidades a través de lo que podemos extraer de nuestros recuerdos a través del aprendizaje y de la experiencia.  

La memoria no es un proceso único, sino que está basado en el uso de distintas memorias, de distintos procesos que se relacionan entre sí y que tienen, a su vez, distintos fenómenos, subtipos y diferentes bases neurobiológicas, según nos indica en su obra "Psicología del Testimonio" Antonio L. Manzanero.

En los estudios primigenios al respecto, se consideraba la memoria como un proceso unitario para dar paso, con la evolución de las investigaciones, lo que se ha denominado como modelos de memoria multi-almacén.

Según A.L. Manzanero, el primero en proponer esta multiplicidad de procesos dentro de la memoria fue el llamado por Atkinson y Shiffrin (1968) como Modelo Modal en el que el proceso de memoria estaría compuesto por una memoria sensorial por cada modalidad, una memoria a corto plazo y una memoria a largo plazo.  

Según este modelo, el individuo percibe, a través de los sentidos (olfato, vista, gusto, etc.) y, tras permanecer en ella a penas un segundo, es transferida a otro departamento denominado como  memoria a corto plazo. También la memoria a corto plazo borra en un corto espacio de tiempo lo que ha procesado trasladando determinados recuerdos a lo que se llama memoria a largo plazo para permanecer en ella de forma más duradera o desechar lo que no se considera de utilidad. En la memoria a largo plazo, los recuerdos están inactivos a la espera de que se necesite de ellos y sean evocados, pasando durante su uso a la memoria a corto plazo. 

Modelo Modal Memoria (Atkinson y Shiffrin, 1968)






Estos modelos, llamados multi-almacén por la forma en la que se suponía que funcionaba la memoria, como si fueran departamentos distintos y estancos, basaba la recepción de contenido en dos grandes áreas perceptivas, la memoria sensorial visual o icónica y la memoria sensorial auditiva, o ecoica.

 

Estos estudios pronto se vieron refutados por otros posteriores que cambiaban la perspectiva de estudio del modelo de almacenaje de Atkinson y Shiffrin a un modelo basado en los sistemas de procesamiento y que fue introducido en el campo de estudio por los autores Craik y Lockhart en 1972. Ellos postulaban que, dependiendo del proceso utilizado para para retener algo en la memoria será su permanencia en la misma más o menos duradera. Será más corta si se procesa a nivel sensorial, algo más larga si se procesa a nivel fonológico y más duradera si se procesa a nivel conceptual. 


También se evolucionó sobre estos estudios y, en 1984, el autor Broadbent expone su modelo cruz de malta para explicar la estructura de la memoria. En esta cruz, compuesta por cuatro almacenes vemos que ya no es una estructura lineal, es decir, una categoría de memoria no da paso a otra, si no que la transferencia de información puede darse en cualquier dirección entre esos cuatro almacenes. Además, no necesita que un estímulo inicie el proceso de memoria. Estos cuatro almacenes fueron denominados como: almacén de salidas motoras, almacén asociativo a largo plazo, almacén sensorial y memoria de trabajo abstracta. 





Es en 1988 cuando Cowan propone un modelo que, aunque conserva la estructura tradicional de almacenaje de memoria sensorial, memoria a corto plazo y memoria a largo plazo, propone un ejecutivo central que dirige la atención y el procesamiento voluntario. Además, distingue entre dos tipos de procesamientos, el automático y el controlado en los que tendrá mucho peso la atención que se presta a lo que se quiere memorizar. 





Se puede colegir de lo anterior que la percepción, a no ser que estemos hablando de un falso recuerdo (pueden ser producto de alucinaciones, por ejemplo) y la memoria son procesos cognitivos que tienen relación. En un primer momento experimentamos una sensación, un estímulo el cual percibimos y que será el primer paso para generar un recuerdo. Y no es sólo la percepción de una sensación sino el significado que le damos a esa sensación. Por ello, entre los procesos de la percepción, nos indica A.L. Manzanero (2008), se encuentran la detección de dicha sensación, la discriminación de la misma, su reconocimiento y su identificación y, en todos estos procesos, interviene la memoria. 

Aunque Atkinson y Shiffrin en su modelo de almacenaje de 1968 proponían un registro sensorial por cada modalidad sensorial (gusto, olfato, vista, oído y tacto), más tarde se centraron los estudios en dos de ellas. 

La memoria icónica o visual sería aquella que, al percibir un estímulo a través de la vista, almacena la imagen, de forma categorial, mediante un registro de tipo perceptivo y sensorial. 

La memoria ecoica o auditiva parece indicar que funciona de forma muy parecida a la visual y que también tiene una forma de almacenamiento categorial y un registro de tipo perceptivo y sensorial. En ambos casos, el tiempo de retención es inferior a dos tres segundos. 

De forma general se plantea que, una vez ha pasado el ítem por la memoria sensorial es trasladado a la memoria a corto plazo (MCP). En un principio se consideraba este tipo de memoria como principalmente retentivo, un paso previo a la retención definitiva al ser trasladado el recuerdo a la memoria a largo plazo (MLP) así como el almacén que se encargaba de la recuperación del recuerdo ya que es en esta memoria, la de corto plazo, en la que se activa un recuerdo que se ha recuperado de la memoria a largo plazo. Al centrarse los estudios en esta capacidad ejecutiva de la memoria a corto plazo, se ha ido determinando que es, además de retentiva y ejecutiva, una memoria operativa, como indica A.L. Manzanero. Esto quiere decir que esta memoria de trabajo está presente en procesos cognitivos tales como el razonamiento, la comprensión y el aprendizaje siendo "el conjunto de símbolos que, en un momento dado, se encuentran activos y están siendo utilizados voluntariamente por el sujeto" (Santiago y Gómez, 2006, pág 74). Esta memoria estará activa mientras esté activa la atención y decaerá cuando la atención se desvíe a otro ítem. 

Así pues, la memoria operativa, según Baddeley y Hitch (1974), a diferencia de la memoria a corto plazo, sería un sistema dividido  a su vez en diferentes componentes los cuales serían: el ejecutivo central, que controla y regula esta memoria a través de tres sistemas subsidiarios (el bucle fonológico, encargado de la función verbal, la agenda viso-espacial, que mantiene activa la información de carácter icónico, viso-espacial y el almacén episódico, que guarda la información procedente de varias fuentes codificándola de forma cronológica e integral. Es decir, integra todo lo anterior y le da un marco temporal). 




La capacidad de la memoria a corto plazo es limitada y depende del tipo de estímulo que esté procesando. Se sabe que la memoria a corto plazo puede retener mejor estímulos auditivos que visuales y esta capacidad aumenta si lo que está percibiendo puede formar un grupo (no es lo mismo recordar letras al azar que un grupo de letras que formen una palabra) 

En cuanto al olvido en la memoria a corto plazo, se puede observar que puede ser olvidado o bien por la aparición de una interferencia, otro estímulo, o bien por el paso del tiempo que hace que la huella se borre de esta parte de la memoria. 


Por último, nos encontramos con la memoria a largo plazo la cual se compone de la memoria episódica la cual "maneja las huellas de memoria compuestas por información central y los elementos contextuales que la acompañan. Representa las propiedades o atributos perceptivos de los estímulos con un referente autobiográfico, esto es, la huella de la memoria está fechada temporalmente y localizada espacialmente respecto al propio sujeto y a otros sucesos." (A.L. Manzanero, 2008, pág 38) Son nuestros recuerdos. Y también de la memoria semántica que "trabaja con información conceptual que tiene referencias cognitivas sobre hechos o sucesos genéricos y sobre conocimiento general. Por definición la información semántica es a-contextual o no autobiográfica. Son nuestros conocimientos" (A.L. Manzanero, 2008, pág 38). 


Todos estos estudios siguen en constante revisión y evolución, tanto es así que, recientemente, según el neurocientífico argentino Jorge Medina, a día de hoy sabemos que no es necesario que el recuerdo pase por la memoria de corto plazo para ser enviado  a la memoria a largo plazo como se ha pensado hasta hace poco. Es decir, son dos sistemas o procesos independientes y la memoria a largo plazo no se alimentaría de la memoria a corto plazo. 



Referencias:

Puebla, A. L. M. (2008). Psicología del testimonio. Ediciones Pirámide.


Ballesteros, S. (1999). Memoria humana: investigación y teoría. Psicothema, 11(Número 4), 705-723. Recuperado a partir de https://reunido.uniovi.es/index.php/PST/article/view/7499

https://www.youtube.com/watch?v=ZIRAc9tnSrU&t=519s. (2021, 8 junio). [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=ZIRAc9tnSrU&t=519s


Gutierrez-Garralda & Fernandez-Ruíz, Revista eNeurobiología 2(3):030511, 2011 Recuperado a partir de https://www.researchgate.net/publication/237090221_Sustrato_neuronal_de_la_memoria_de_trabajo_espacial


Suárez Márquez, N. (2016)  Modelos de memoria, definición. Modelos estructurales. Recuperado de https://slideplayer.es/slide/10595988/

Castellá, J. (2010) El efecto de similitud en la memoria de trabajo visual mediante tareas de reconocimiento. Recuperado de https://www.researchgate.net/figure/Figura-15-Esquema-simplificado-del-modelo-de-Cowan-1988_fig4_279469193

Lechuga, M.T., (2016) Memoria de trabajo. Recuperado de https://www.researchgate.net/figure/Figura-83-Modelo-de-Baddeley-2000-21-El-bucle-fonologico-El-bucle-fonologico-es-el_fig1_299537154



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