jueves, 1 de julio de 2021

CRIMEN ORGANIZADO

 



CRIMEN ORGANIZADO: INTRODUCCIÓN


El crimen organizado se compone de una variedad de formas de comisión de delitos contra una o varias sociedades. Estas formas de criminalidad se caracterizan por estar entramadas dentro de una estructura organizativa en la que la mayoría de sus miembros pueden ser sustituidos por otras personas y en la que, la mayoría de sus integrantes, no conocen la magnitud de la organización, la diversidad de sus actos delictivos ni otros aspectos de la misma, como el objetivo final de sus acciones. Además, estas organizaciones, mezclan hechos constitutivos de delito con otros legales y, también, otras acciones no ilegales pero sí amorales que  todavía no se encuentran tipificadas por los sistemas jurídicos. Este juego de acciones lícitas e ilícitas entremezcladas, a menudo cambiantes, hace que estos delincuentes trabajen bajo una cobertura que les protege a la hora de que se realicen detenciones y acusaciones. 


Aunque la realidad del crimen organizado no es de origen actual, sí lo es una de sus características actuales: su carácter transnacional.  La globalización, la normalización del comercio entre distintos países y regiones, la caída de aranceles y de fronteras comerciales, sumado al auge del estado de bienestar, ha dado lugar a una red de organizaciones criminales que aprovechan la laxitud normativa en distintos aspectos de los diferentes sistemas jurídicos para satisfacer bienes y servicios de carácter ilícito (tráfico de órganos, de personas, de drogas, de obras de arte, de artículos robados, artículos falsificados, y un larguísimo etcétera). Todo esto se realizará bajo el paraguas del comercio legal de otros productos y servicios sí permitidos y, como comentaba, amparándose en las leyes y vacíos legales que cada país puede ofrecerles. 


Así pues, si la Criminología tiene como objeto de estudio la delincuencia y todo lo que ésta conlleva (víctimas, victimarios, prevención, análisis, tratamiento, legislación, investigación, penología, etc. ) se encargará, también en este caso, de estudiar su fenomenología y ocurrencia entendiendo el delito como una concatenación de acciones de distinta índole que afectan a nivel grupal a una sociedad. Es decir, en este caso la perspectiva será más global, entendiendo el delito como un fenómeno en red, con estructura industrial y social que afecta a uno o varios colectivos, a una o varias regiones. 


Según nos indica Julián López-Muñoz (2015) algunos autores afirman que el crimen organizado crea distintos tipos de criminalidad con un claro objetivo económico y de obtención de poder mediante la generación de delincuencia. Muchas organizaciones criminales, alternando acciones legales con ilegales, terminan haciéndose fuertes en las áreas de poder fáctico económico, político y social de determinadas regiones. 


En concreto en España, según el profesor Serrano Maíllo (López-Muñoz, 2015), cuando mafias de países euroasiáticos, como la mafia rusa, llegaron a nuestro país no estábamos preparados para luchar contra ellas. Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, nuestro sistema penal y, por lo tanto, el entramado jurídico, no estaban preparados para asimilar como delito la red delincuencial de cuello blanco que dichas mafias ocultaban tras una ingeniería fiscal lícita. Es a partir de 2010, con los cambios en nuestro código penal al respecto, que nuestros cuerpos de seguridad y nuestros procesos judiciales cuentan con herramientas de distinta índole para luchar contra este tipo de delitos, amén de mayor conocimiento y experiencia al respecto. 


La ocurrencia y desarrollo de estos delitos de cuello blanco suelen ser más dilatados en el tiempo. Además, suelen ser perpetrados por personas con preparación académica y con puestos referenciales,  lo cual les permite realizar sus delitos de forma más difícil de detectar. Usan su posición para conocer la legalidad y los fallos del sistema, para usar información confidencial en su beneficio, para presionar a las personas adecuadas y, al ser delitos que requieren de un desarrollo largo en el tiempo, los bienes y servicios ilegales son más difíciles de rastrear en la investigación porque están en constante movimiento. Aparecen y desaparecen, cambian, se ven modificados. 


A todo esto hay que sumarle, como comentaba al principio, su carácter transnacional, lo cual les ayuda, mediante el profundo conocimiento de las distintas situaciones jurídicas de cada país, hacer uso de vacíos legales o laxitudes normativas para la comisión de determinados delitos en distintas regiones. Es por todo esto que el crimen organizado se considera un tipo de criminalidad industrial y en expansión, generando nuevas tipologías delincuenciales o renovando rápidamente las ya existentes para poder seguir en funcionamiento. Son por lo tanto, muy versátiles.


La INTERPOL (Organización Internacional de Policía Criminal) desarrolla desde los años 90 el llamado Proyecto Millennium cuyo objetivo es, según su propia página web, ayudar a los países miembros a identificar a las personas y empresas que están detrás del crimen organizado proveniente de Eurasia y que ya está, de forma demostrada, extendida por toda Europa, Norteamérica y Oriente Medio. 


Equipos especializados de la INTERPOL de todos los países miembros intercambian información facilitando la detección y seguimiento de estas personas delincuentes, sobre todo, aquellas que son más difíciles de rastrear, las que son conocidas como "ladrones en la ley" o "ladrones que profesan el código". Estas personas especializadas saben eliminar sus rastros y mantener la estructura y base económica y legal de las actividades delictivas de toda la organización.
 

Según este proyecto son, precisamente, los "ladrones en ley" la prioridad de sus investigaciones ya que, sin esta cúpula la estructura no se podría sostener. Los delitos más promovidos por estos delincuentes de cuello blanco son:

  • Trata de personas, tráfico de drogas, vehículos y armas
  • Asesinato a sueldo
  • Extorsión
  • Delitos financieros y blanqueo de capitales

Así pues, las organizaciones criminales pueden cometer una gran diversidad de delitos asociados a los anteriormente descritos como pueden ser el atraco a mano armada, robos, hurtos, violaciones, acoso, agresiones, raptos, etc. y todo ello creando negocios que mueven anualmente miles de millones de euros. 


Según Julián López-Muñoz (2015) los efectos inmediatos del crimen organizado son de distinta índole:

  • Consecuencias físicas: Derivadas de la comisión propia del delito como pueden ser las agresiones sexuales derivadas de la explotación sexual o los efectos negativos del consumo de drogas proviniente del tráfico de drogas. También pueden ser consecuencia de la comisión de delitos necesarios para conseguir el objetivo general tales como raptos, palizas, violaciones, etc.
  • Mermas psicológicas: Derivadas de la victimización directa o indirecta tales como depresión, delirios, estrés postraumático, angustia, miedo insuperable, etc. 
  • Riesgos sociales y comunitarios: por la introducción de productos no revisados por las autoridades sanitarias como drogas, fármacos, alimentos, tabaco, alcohol, etc.
  • Desvalorizaciones económicas: sufridas por empresas coaccionadas o extorsionadas, por las víctimas de fraudes, robos, hurtos, estafas, y las consecuencias generales que afectan a toda la sociedad ya que este tipo de delitos merman las arcas públicas y privadas de los países  afectados. Hay que tener en cuenta en este apartado el dinero invertido en investigaciones, en campañas de prevención,  en tratamiento de las víctimas y su resarcimiento, etc., por poner algunos ejemplos de afectación al sector público. Y acciones  como inversión en cámaras de seguridad o alarmas por el riesgo percibido de personas individuales, por poner un ejemplo del impacto en el área privada. 

En cuanto a daños a largo plazo, el autor nos comenta que dependerá del grado de intromisión que estas organizaciones hayan conseguido en estructuras legales tales como Gobiernos, cúpulas económicas o sociales y cuánto poder e influencia hayan acumulado. 


Una alta infiltración puede tener daños muy nocivos en el devenir de un país y en el desarrollo económico y, sobre todo, social del mismo. Así pues, los países en los que el crimen organizado tiene mucho peso y su presencia es ya estructural tendrá una gran afectación a nivel social, sobre todo, en los estratos más bajos de la sociedad, los cuales aglutinarán a cada vez más personas, que serán más pobres, estarán más victimizadas y serán más dependientes de las acciones de estas redes criminales, incluso para su propia subsistencia. 


Según la EUROPOL en 2017 había más de 5000 grupos de crimen organizado siendo investigados en los cuales estaban involucradas personas provenientes de más de 180 países. Esto significa que la lucha organizada internacional contra el crimen organizado es una necesidad imperiosa a la hora de poder desarticular estas organizaciones. 

        



Referencias:

López-Muñoz, J. (2021). Criminalidad organizada y terrorismo - formas criminales paradigmáticas. Editorial Dykinson.

https://www.interpol.int/es/Delitos/Delincuencia-organizada/Proyecto-Millennium. (2021). Interpol. 



Si quieres escucharlo en un podcast: 

https://www.ivoox.com/crimen-organizado-introduccion-audios-mp3_rf_72207482_1.html